El Centro de Investigaciones y Estudios de género (CIEG) —con 7 años de vida— proviene de la figura institucional de programa, pero antes, y fundamentalmente, surge de la protesta, la lucha y el debate por la justicia y la igualdad, es decir, de la visión y el trazo de mapas para imaginar mundos más equitativos e incluyentes. El diseño de las rutas, en palabras y acciones, se fortalece con la intervención en la Universidad, como territorio crítico, de un tipo de conocimiento que desestabiliza y descuadra mundos excluyentes, con el fin de proponerlos más justos.



Nacemos como CIEG para investigar y estudiar, para dar cuenta y cuento —contar y calibrar—para consensuar protestas como explosiones de rabia y vergüenza, con propuestas, y así contribuir a lo que hace pública a esta universidad: su compromiso con la igualdad, la justicia social y el saber transformador, creativo y crítico. Importa con qué nociones, con qué clase de alianzas y con qué modelos y perspectivas analizamos las luchas, disputas y protestas, para construir materiales y discursos académicos que trencen nociones, que tracen nuevas sociedades.



Provenir de la protesta, de la propuesta y de sus verbos (acción y noción) nos vincula estructuralmente con tres maniobras, que serán ejes de este informe: la primera es la generación de vínculos (pedagogía del vínculo); la segunda radica en el desarrollo de enfoques restaurativos, no punitivos; y la tercera tiene que ver con la creación de comunidades.




En 2023, el CIEG contó con una planta académica compuesta por: