Rosa María Robles


 

 

Proyecto Navajas aborda directamente el tema de la deshumanización, la violencia, el poder que le hemos otorgado al dinero y el papel que el arte actual juega en esta cruda realidad. Navajas plantea una reflexión profunda ante la creciente narcocultura que ha ido ganando terreno por encima de todo lo demás, estableciendo códigos de poder en todos los ámbitos de nuestra muy jodida sociedad.
Las piezas e instalaciones que conforman este proyecto de exposición están realizadas con diversos elementos, en su mayoría reciclables, de desecho y de uso cotidiano, planteando con ello una distancia entre los materiales “formales” para dar paso a una obra libre de la rigidez y frialdad de la estética modernista.

Navajas es un reflejo inevitable y latente del tiempo convulsionado y violento que me ha tocado vivir, donde los senderos a seguir nos conducen vorazmente a territorios invadidos por signos decadentes.


Rosa María Robles. Culiacán, Sinaloa.
Del catálogo de la exposición del Proyecto Navajas, Culiacán, Sinaloa, 2007.


Proyecto Navajas, 2007

Alfombra roja, 2006-2007. Cobijas y espejo. Las últimas cobijas de esta instalación son auténticas, de personas asesinadas y encobijadas en Sinaloa.

Andas meando fuera de la bacinica, 2007. Ropa auténtica ensangrentada de persona asesinada en Sinaloa. Bacinica de peltre y consolador de hule.

Renacimiento II, 2007. Fotografía a color. Autorretrato desnudo con cobija auténtica de persona asesinada y encobijada en Sinaloa, WC de cerámica y par de ojos humanos.

Carnales, 2007. Niño de la calle con feto humano en frasco con formol y WC de cerámica.
Esta imagen cuenta la historia de un caso real en Sinaloa. Una mujer que fue acuchillada varias veces en el vientre y otras partes del cuerpo por su amante, al parecer por motivos de celos, lo cual ocasionó la muerte de la mujer y el feto. El niño que abraza el frasco representa al hermano mayor del feto y lo protege para que no lo tiren en el WC.

WC, 2007. WC de cerámica, cristal transparente, papel sanitario y feto humano en formol.

Bebé bomba, 2007. Bebé real, explosivos de utilería y maleta.
Esta pieza pone de manifiesto la escabrosa facilidad con que “casi” cualquiera de nosotros—que tenga el poder que otorga disponer de cierta cantidad de dinero—, puede “rentar o conseguir” una o varias niñas, niños o adolescentes; ya sea para satisfacer nuestros más perversos desvíos sexuales, para “usarlos” como medios de transporte de drogas o someterlos a trabajos forzados e indignos como la prostitución e incluso, en casos extremos, hasta sacrificarlos para extraer de sus cuerpos uno o varios órganos vitales, o hacerlos explotar en cobardes actos terroristas.

En este caso, como creadora visual participé de este juego de poder al pagar una cantidad de dinero para disponer por unas horas de este bebé. Aunque garanticé su protección y seguridad en esta exposición, lo he coloqué en el suelo como un objeto más de exhibición para cuestionar al espectador sobre este tema con la realidad misma.

La navaja, 2002. Cuna y navaja de metal, colchón de hule, velo de tul y alas de avestruz disecadas.
Niños intervenidos, 2007. Ropa interior de niñas y niños, intervenida con consoladores de hule y lenguas de res disecadas.

Fotos: Jesús García